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"EL ÚLTIMO APLAUSO" ESTRENO EN BUENOS AIRES

03 DE DICIEMBRE

El tango forma parte de la identidad rioplatense, en especial de los porteños. Escuchar un tango es remitirse a un montón de imágenes, desde Caminito hasta el Obelisco, pasando por Carlos Gardel y el malevaje de San Telmo. Sin embargo, hay que reconocerlo, esta música se ha convertido más en un símbolo que atrae a turistas extranjeros que a una parte activa de la cultura popular argentina.

En medio de decenas de lugares creados en los últimos años para atraer a los visitantes que llegan con dólares o euros y que resultan prohibitivos para los vecinos de Buenos Aires por los altos precios, unos pocos bares y peñas se defienden con la bandera de lo auténtico. Son sitios que esgrimen su pasado y tradición y que dicen representar el corazón del tango. Esta película, dirigida por un cineasta argentino radicado en Alemania, presenta la historia de uno de estos lugares.


El último aplauso es el título de un documental de Germán Kral sobre el bar El Chino, ubicado en el barrio de Pompeya. Se trata de una coproducción entre Argentina, Alemania y Japón donde, por supuesto, sobresale la música.

El Chino nació en 1937 como un almacén y, con el tiempo, se fue transformando en un bar y peña. El alma del lugar era Jorge “El Chino” Garcés, dueño del establecimiento y cantor de tango que animaba todas las veladas. Cuenta la leyenda que los primeros habitúes eran los vecinos de Pompeya y luego fue acercándose gente de otros barrios. Un día llegó el famoso actor español José Sacristán quien, además de entablar una amistad con “El Chino” Garcés, ayudó a la difusión del bar entre sus amigos actores y personalidades del mundo del espectáculo.

La historia de la peña, tan ligada a su creador, comenzó a cambiar en 2001. Ese año falleció Garcés y fue sucedido por su esposa Delfina, quien muere en 2005. Después de permanecer cerrado durante un año y medio, el bar reabrió a finales de 2007 con diversas remodelaciones y una nueva administración.


Kral, nacido en 1968 en Buenos Aires, emigró a Alemania en 1991 para estudiar en la Escuela de Cine y Televisión de Munich. Allí tuvo como maestro a Wim Wenders, el director de Buena Vista Social Club, una experiencia que, sin dudas, aparece reflejada en la pantalla.

El cineasta se propone contar la historia del Bar El Chino pero, más que nada, se centra en las consecuencias de la muerte del dueño del lugar. Así narra la vida de los cantores y las cantoras tras dicha pérdida, muestra cómo los afectó la crisis económica de 2001 y llega hasta la reapertura del bar.

El compositor y músico argentino Luis Borda está a cargo de la banda sonora de la película, que cuenta con las interpretaciones de Cristina de los Ángeles, Inés Arce, Julio César Fernán, Abel Frías y la Orquesta Típica Imperial. Los espectadores tienen la oportunidad de escuchar a varios de los artistas que pasaban sus noches junto a “El Chino” Garcés y que demostraban que, para algunos, el tango es una pasión y no un mero producto for export.

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El último aplauso
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